NUESTRO MAYOR TESORO



Tras dos horas delante de la pantalla del ordenador, me di cuenta de que aun teniendo las ideas claras, era incapaz de escribir fluidamente sobre los problemas de la juventud. Así que no mee quedó otra opción que aceptar la invitación a pensar de mi profesor Jaime Nubiola.

La juventud hoy en día tiene un hándicap: las nuevas tecnologías. A lo que se le suma la sociedad, que ejerce sobre nosotros una gran influencia, y que, a priori,es uno de los principales problemas que afrontamos los jóvenes. Se han creado una serie de "normas" y "estereotipos" que de alguna forma nos vemos obligados a seguir. Este cóctel nos hace ser mucho más vulnerables e inseguros, lo que nos lleva, por ejemplo, a agudizar algunos miedos, como el miedo a la soledad. Y puede que alguien esté pensando que muchos de estos problemas o sentimientos afecten solo a personas, de una determinada condición social, y es cierto, pero el verdadero problema de la juventud, el origen de todo, puede que si sea común a todos.

El mayor problema son las emociones, o más bien la gestión de ellas. Nadie nos enseña a manejar, en situaciones conflictivas, nuestros sentimientos. Es cierto que nos enseñan a controlar nuestros impulsos, pero lo verdaderamente importante es saber interpretar y poder canalizar nuestras emociones. Por ejemplo, el ansia por estar siempre rodeado de "amigos", puede ser un problema de inseguridad , de miedo a la soledad, miedo a estar a solas con nosotros mismos.

¿Cómo solucionarlo? Se trata de madure emocional. Alcanzar ese punto significa haber llegado a conocerte, no tener miedo a ser tú mismo. Como dijo el filósofo Ralph Waldo Emerson " La madurez es aquella edad en la que uno ya no se deja engañar por sí mismo". Esta frase me hace pensar en un problema que aunque sea muy grave, no deja de ser la punta del iceberg. Hablo de los trastornos alimenticios, que aumentan preocupantemente entre los más jóvenes. Y puedo decir de primera mano que aquellas personas que lo sufren no son ellas mismas, están manejadas por su mente, que les engaña y les hace verse como si fuesen otras, como seres horribles que lo único que hacen es cometer errores.

Innumerables veces creemos estar ante el mayor problema de nuestra vida y no sabemos cómo solucionarlo, y al cabo de un tiempo, lo recordamos y nos reímos pensando en lo idiotas que fuimos, o lo fácil que hubiese sido hacer una cosa u otra. Es buena señal, nos damos cuenta de nuestros errores.


Buscando cuál podría ser el ejercicio perfecto para solucionar todos estos problemas, encontré esta frase que no puede encajar mejor con la filosofía de nuestras clases; "Es probable que as personas emocionalmente maduras se esfuercen por escribir y pensar sobre qué opinan de algo o sobre cómo se sienten". Deberíamos escribir más, para conocernos, para aprender de nuestros errores, o simplemente para desahogarnos.



Un poco exhausta tras darme cuenta de lo complicado que es madurar emocionalmente, decidí ir a ver a mis abuelos. Pregunté a mi abuelita a ver qué era lo que ella pensaba de la juventud, "Juventud divino tesoro" -me dijo-  y yo respiré un poco más tranquila. Reflexioné unos segundos y pensé en que había conseguido lo más difícil. Darme cuenta de la cantidad de cosas que nos regala la juventud, si sabemos jugar contra nuestro peor enemigo, nosotros mismos.


Comentarios