LA PAZ EN EL MUNDO



Hoy en día, en nuestra sociedad, está cada vez más interiorizado el hecho de aspirar a mantener y a crear la paz. También cada vez que se expone más el tema de la igualdad y de la aceptación entre personas de diferentes sexo, raza, religión o procedencia. Da la sensación de que a veces vemos las guerras fuera de nuestros países como algo impensable y lejano de nuestras comunidades. Lo cierto es que nosotros mismos vivimos una guerra de nuestra sociedad. Cuando se habla de guerra, normalmente se entiende un conflicto armamentístico. Lo cierto es que nuestra guerra es un poco más abstracta, y aunque quizá hay menos heridas físicas, desde luego no hay meno batallas. Tiene poco sentido pensar que podemos contribuir a la paz en otros lugares, cuando buena parte de la población mantiene sus propios conflictos con las personas cercanas solo por el hecho de ser diferentes. Nosotros proponemos como solución tanto la concienciación social, como la educación en la empatía.

Es muy común a típica foto de niños de diferentes razas de la mano, o jugando juntos, sin ningún tipo de prejuicio o racismo aparente. Esto nos hace preguntarnos, ¿de dónde viene ese miedo o aversión a lo diferente? Lo más lógico es pensar que esto es una conducta aprendida, a partir de la observación o información errónea. Esto nos induce a pensar que el mejor punto de ataque es hacer un esfuerzo conjunto por acabar con este tipo de conductas, en especial en las personas adultas que muestran este tipo de comportamiento.



En primer lugar haría falta un proceso de concienciación social. Muchas personas se "acomodan" en una manera de pensar. Cuando esto se junta con una actitud de aversión hacia otros individuos por una característica común entre ellos, es cuando surgen los problemas como el racismo, la homofobia o el clasismo. Hay que dejar claro que estas actitudes no son correctas, y que al final todas las personas merecen respeto. La manera más obvia de concienciar a las personas sería resaltar el por qué esto está mal. Explicar que todos somos personas, seres humanos, que merecemos las mismas oportunidades, y la ausencia de juicios injustos y sin fundamento.

El siguiente paso sería la educación en la empatía. La carencia de esta capacidad habitualmente desemboca en violencia. Esta se ha convertido en la solución por excelencia a muchos de los problemas que nos enfrentan con los demás. Vivimos inmersos en una continua competición por conseguir demostrar que nuestras opiniones son las mejores, sin darnos cuenta de lo egoísta de este comportamiento. Esta actitud hace que nos sintamos intimidados ante posturas diferentes a la nuestra, lo que nos lleva a reaccionar con violencia, ya sea física o psicológica. El objetivo de empatizar, además de otros, es aprender a valorar la gran diversidad que hay en el mundo, y aprovecharla para aprender y enriquecernos, dejando atrás nuestro afán de superioridad. Llevando esta actitud podríamos conseguir lo que parece imposible: la paz. Es importante incidir en que la paz no sólo implica la ausencia de guerra, sino una situación de equilibrio, comprensión y amor con los que nos rodean.


En conclusión, no podemos buscar la paz en otros lugares y luego hacerla llegar a nosotros. Ese orden es incorrecto. Primero, debemos aprender a entender a las personas de nuestro alrededor y a ponernos en su lugar. Una vez conseguido esto, lo cual no es un objetivo fácil, quizás estemos en posición de ayudar eficientemente a intentar solucionar los problemas de otras personas.



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