EL LUJO DE PERDONAR





Estamos acostumbrados a pedir constantemente "perdón" en nuestro día a día. Lo hacemos de forma inconsciente, sin esfuerzo, por que lo hemos interiorizado. Pero..., ¿realmente sabemos perdonar? Lo decimos muy fácil pero ¿ sabemos lo que conlleva?

La necesidad de perdonar nos nace cuando reaccionamos ante un mal, cuando nos hacen daño. No siempre es algo inmediato, porque es voluntario, es decir, nosotros decidimos perdonar, pero todo lleva su tiempo. Puede ser que unas veces nos cueste muy poco perdonar y otras puede que necesitemos incluso años para asimilar la situación, entenderla y estar preparados para perdonar. Yo siempre había estado dispuesta a perdonar de corazón, aunque me costara tiempo, pero luego en mi interior seguía dándole vueltas al conflicto, centrándome en el daño que me habían hecho. Hasta que hace un tiempo leí un texto de Jutta Burggraf que hablaba sobre aprender a perdonar. Puede parecer una tontería pero me hizo reflexionar sobre todo lo que estaba haciendo mal en este aspecto. En él explicaba cómo perdonar era un beneficio para uno mismo, una especie de lujo y que no conllevaba el hecho de ignorar el daño. También hablaba de lo importante que es la compresión, entender que todos fallamos y que hay veces que no somos conscientes de lo que hacemos. Todos necesitamos ser perdonados porque en algún momento hemos hecho daño a alguien, ser capaces de perdonar nos hace más generosos y humildes, y nos ayuda a conocer también nuestras debilidades.


Y una vez dispuestos a perdonar, ¿logramos olvidar? La memoria puede ser muy traicionera y hacernos entrar en un bucle de recuerdos. Creo que es el paso más difícil. Aunque perdones con el corazón, puede que tu subconsciente no deje de atormentarte con los recuerdos. "El tiempo lo cura todo"- suelen decir- pero tenemos que estar dispuestos a ello. Tenemos que entender ue avanzar nos sitúa un paso por delante, nos abre nuevos caminos y nos permite dejar atrás todo el daño sufrido.

Quien no perdona ni olvida solo se hace daño a sí mismo. Comienza a nacer en ti una rabia incontrolable hacia la persona que te ha causado el daño, esto te lleva al rencor y puede acabar en deseos de venganza. Es un círculo vicioso del que puede resultar muy difícil salir y que solo genera odio.

Pero para todo hay excepciones. Saber perdonar y lograr olvidad puede resultar relativamente fácil en situaciones cotidianas o en conflictos y peleas no muy graves. Sin embargo, ante situaciones como una violación o el asesinato de un hijo, yo me planteo ¿Sería capaz de perdonar? ¿Y de olvidar? Aunque habría que ponerse en la situación, mi respuesta es rotunda: no. Y es tan clara porque hay cosas que no se deben perdonar ni olvidar. Aunque sepamos que el "causante" del mal  está bajo control, el sufrimiento y los recuerdos nos acompañarán toda la vida. Tan solo aprendemos a vivir con ello.

En definitiva, tras asimilar y asumir la situación, reflexionamos interiormente y decidimos perdonar de corazón. Olvidar es una tarea más complicada que no llevará más tiempo conseguir. Situaciones como la decepción de un amigo o el fracaso, pueden afectarnos de alguna manera, pero con el tiempo seremos capaces de perdonar, porque sabemos que son personas importantes para nosootros.
Sin embargo, ante problemas mayores, podremos llegar a perdonar pero resultará imposible olvidar.

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